domingo, 10 de febrero de 2013

Lo cotidiano se vuelve mágico



Yanina Lofvall
3La casa de Javi es una Asociación Civil de ayuda a niños y adolescentes con cáncer, de la Ciudad de la Plata. Osvaldo y Lucía, sus fundadores, abrieron las puertas de su casa a El Tranvía, con la alegría de quien trabaja con un objetivo claro, en búsqueda del bien común. La casa de Osvaldo y Lucía no es otra que “La casa de Javi”. Su historia es conocida por muchos platenses. Javi, su hijo, falleció en junio de 2003 producto de un cáncer que convivió con él varios años. Como nos cuenta Osvaldo “nuestro hijo lo que logró es salir de la enfermedad como eje de su vida y ese fue para nosotros todo un aprendizaje”.
Cuando Javi partió en junio de 2003, les dejó en el corazón, un mandato a sus padres, había que compartir esa experiencia, que en el medio del dolor, los hizo crecer tanto. Lucía nos cuenta que su hijo “siguió su vida, cursó el secundario, comenzó la facultad, logró mantenerse física y emocionalmente bien. Nadie sabía que estaba enfermo, él no quería que lo miren diferente, con lástima”
En diciembre de 2004, Osvaldo y Lucía dieron forma y vida a “La Casa de Javi” y comenzaron a escucharse risas y a compartir miradas cómplices en el Hospital de Niños Sor María Ludovica de nuestra ciudad. Osvaldo nos explica los objetivos, “con las actividades, aunque sea por un ratito, intentamos hacerles ver que uno puede estar contento, salir de todo lo que rodea a la enfermedad, porque todo el entorno te lleva a estar enfocado sólo en eso. Estar pensando todo el tiempo en el tratamiento, te impide pensar en otra cosa, la vida hay que preservarla, no hay por qué taparla. Hay que evitar que las personas vayan perdiendo identidad. Todo el sistema de salud está abocado a la enfermedad y no tiene por qué ser así”
2Magia, títeres, literatura, entre otras actividades, son las que llevan a cabo junto con un grupo de colaboradores de diversas profesiones. “También hay una tarea en la sociedad en general cuando sale el chico al barrio y lo miran con lástima, ahí, hay cosas por trabajar”, explica Lucía, implicándonos también como parte del problema, la sociedad y su miedo a lo diferente, a lo que se le teme.
Pablo, miembro hace 5 años de La Casa de Javi, payaso y actor, nos cuenta que cuando “se logra romper el clima del hospital, la risa afloja, distiende. Lograr eso es un don, es un regalo, y uno va de igual a igual porque uno también en ese momento se olvida de todo. Con la risa, uno logra empezar a romper algunos patrones y eso es mágico. En esos espacios se da para nosotros, un momento donde podemos respirar, para volver a lo cotidiano”
Estos cuatro integrantes reflejan en el diálogo con El Tranvía muy claro sus objetivos, Sabrina, estudia Terapista ocupacional, ve a la institución como una respuesta a una necesidad social. “No estamos solos, tiene que ver con toda una corriente, que se viene trabajando en distintos lugares, es ver al hombre como una integridad más compleja, no es un número, una cama, un diagnóstico, es una persona con características particulares más allá de la enfermedad. Tiene que ver con la solidaridad desde iguales, no vas ayudar, vas a compartir, música, juegos, charlas. Rompe con la lógica individual donde cada cual está en su mundo. La cuestión de la lástima, pasa mucho y es inconsciente, estamos como programados a eso y trabajamos entonces a romper con esos patrones. Es un chico como cualquier otro y puede jugar, como cualquier otro.”
Y a esta altura de la charla, uno no puede dejar de preguntarse ¿cómo me relaciono yo con personas que están enfermas?
4Osvaldo aclara que los miembros de la Asociación tienen claro que ellos no reemplazan afectos, ni vínculos, no quieren ocupar el lugar del familiar o del profesional, porque cada rol es irremplazable. La idea es poder generar espacios donde se pueda correr a la enfermedad como eje de la vida. “Todos estamos en condiciones de acompañar, no hay que tener miedo de compartir, acompañar, ponerse a disposición del otro desde la igualdad.
Esta asociación se fue ganando, años tras año, el prestigio y el respeto por su trabajo, porque van desde la humildad a compartir una forma de vida. Lucía enfatiza que “la enfermedad es lo suficientemente cruel como para afectar también el entorno familiar, porque comienza a ser el eje de la vida. Esta situación hace que tengas mucho temple, es todo muy brusco, los resultados, el tratamiento, todo lo que empieza a suceder alrededor del diagnóstico. Es todo muy frío, el diagnóstico inicial es terrible, hay todo un contexto deshumanizado y a eso apuntamos: humanizar la situación oncológica”
La casa de Javi, busca trascender los muros, sueña con llegar a tener un espacio propio, un Centro Cultual en el que no haya diferencias “Pasa que un chiquito que está en tratamiento oncológico sabe que tiene defensas bajas, entonces tiene miedo a estar con otros chicos, y tiene miedo a jugar ese miedo se transmite, el miedo a estar con otro. Nosotros tratamos de desestructurar eso. Es como cuando se dio la Gripe A, que todos estábamos con miedo de subir a un micro por miedo a contagiarnos, bueno eso es lo que vive un chico con cáncer, todo el tiempo, entonces se aísla. Tiene miedo que alguien lo contagie y estar internado de nuevo no por la enfermedad de base sino por otra”
La idea es hacer eventos para todos, no para los “enfermos”, “no queremos discriminar, la idea es poder estar todos por igual”. Osvaldo recuerda, “es como decía Javi, cuando vas por la calle como sabes quién está bien y quién no, la idea es generar espacios así”.

Si querés saber más sobre la casa de Javi te recomendamos http://www.lacasadejavi.org

miércoles, 6 de febrero de 2013

La paradoja de educar para la libertad, en medio del encierro.



Yanina Lofvall

Sólo la provincia de Buenos Aires cuenta con treinta mil personas detenidas, diseminadas en 56 instituciones carcelarias, treinta mil personas que sobreviven día a día, a un sistema caduco, colapsado, que solo genera mayor exclusión, y violencia. Un 80 por ciento de la población carcelaria, no tiene aún sentencia firme, esto es, no hay un límite para su encierro, aunque muchos de ellos ya pasaron los dos años de prisión preventiva, tiempo límite que una persona puede estar presa sin un veredicto.
En este contexto, al que no es ajeno el resto del territorio nacional, GESEC La Plata, (Grupo de Estudio Sobre Educación en Cárceles) abre debate y siembra caminos sobre el derecho a una educación de calidad en ámbitos de encierro y plantea también la abolición de los muros. Esta organización, nacida en el año 2002, viene realizando diversas intervenciones, dentro de las cárceles y fuera de ellas, para apostar al derecho a la educación de calidad como un derecho en sí mismo.
Su presidenta, Licenciada María Florencia Pérez Lalli, dialogó con El Tranvía, y describió la problemática, “la ley de Ejecución Penal dice que se debe garantizar a la persona privada de libertad educación, salud, entre otras. La mal llamada Ley de Estímulo Educativo, que es un apartado de la ley, aún hoy no se ha aplicado. Es un beneficio, salir de uno a tres meses antes de lo que estipula la condena, si la persona estudió durante su encierro. Como toda ley tiene sus grietas y sólo dos o tres personas han logrado que los jueces le acrediten este beneficio”
La educación en las cárceles, aunque la ley de Ejecución Penal lo garantice, y la ley nacional de Educación Superior lo promueva, es un tanto más compleja, pero se puede destacar como dato positivo que las 56 cárceles de la provincia cuenten con escuelas. Lo cotidiano, impide la llegada a las cursadas, a exámenes, sea por día de requisa, por traslado, por problemas en el pabellón o por falta de móvil, quienes tienen el beneficio de cursar en la universidad. Pérez Lalli enfatiza que “nunca se habla de las mujeres privadas de libertad y su derecho a estudiar. Las mujeres que están con sus hijos, por ejemplo, la guardería está en contra turno de la escuela y muchas veces no quieren dejarlo en el pabellón y tienen que elegir entre educarse o estar con sus hijos. No hay en la actualidad un área de Educación en cárceles, como lo hay para adultos u otros, hay sólo un Programa, que no tiene recursos, por lo tanto, pueden hacer muy poco”
El cuarenta por ciento de los privados de libertad acceden hoy a la educación formal. La pregunta es, ¿cómo se educa en un contexto de encierro para la libertad? ¿Cómo se logra la calidad o diversidad de contenidos? La realidad es que son muy pocas carreras a las que pueden acceder, las que se pueden rendir totalmente libres, y muchas cárceles no cuentan con espacio físico para sus estudiantes cuando se cursan dentro, “es el penitenciario quien decide quien va y quién no”.
Pérez Lalli, destaca que muchos confunden el derecho a la educación, éste no necesariamente va a producir una merma en la reincidencia, porque esa “no repetición de un delito” depende de un montón de otros factores. “Por ejemplo, en el Colegio de Abogados de La Plata, en una época, no dejaban que te matricules, si te habías recibido en la cárcel. Si una persona sale ingeniero y no se puede reinsertar socialmente porque no puede trabajar por haber estado preso o su familia lo abandonó, es una realidad muy compleja y muchas veces termina con reincidencia”.
Por otra parte destaca como positivo que “en el 2007 no se podía ni entrar a las cárceles, se avanzó en eso, la cárcel está más abierta a organizaciones sociales, que suplen donde no está llegando el Estado. La educación sirve para el conocimiento de otros derechos, y de otras formas de lucha para garantizar de esos derechos.”
Es ahí donde GESEC plantea otra jugada en el tablero, si bien apuestan a la capacitación del personal que interviene en la educación de personas privadas de libertad, (penitenciarios y docentes), invita al debate de desnaturalizar el encierro, en pos de la corriente abolicionista.
El abolicionismo penal en América Latina
Maria Florencia participó del libro “El abolicionismo penal en América Latina” con prólogo de Eugenio Zaffaroni, publicado recientemente. En él, se plantea el abolicionismo por diversos juristas latinoamericanos y Pérez Lalli, junto a la comunicadora social María Ximena Martel, proponen una reflexión sobre el rol de los medios de comunicación en la construcción social del imaginario punitivo.
La presidenta de GESEC explicó que “El libro es una propuesta superadora a la crítica de la cárcel, una corriente que ya venía trabajándose en Europa”. El capítulo en el que participa “La mediatización del encierro” aborda el abolicionismo desde la perspectiva de la comunicación, “analiza cómo los medios de comunicación masiva contribuyen a construir el imaginario punitivo presente en la cultura contemporánea”.
Lalli plantea la posibilidad de empezar a asumir que la cárcel no sirve, no funciona, aunque “cumplió con su máximo objetivo que es excluir. La conclusión que sacamos es que los medios claramente reproducen un discurso del encierro como única solución a todos los problemas. Lo que se propone en este libro es un camino hacia el imaginario no punitivo. En un mundo donde vemos naturalizado el encierro, los orfanatos, las cárceles, los manicomios, siendo que es, lo más antinatural para el hombre”.
Este primer libro hace una mirada crítica, y planean hacer un segundo libro en el que se proponga alternativas. “El abolicionismo plantea que se necesita un cambio cultural, de una mirada no punitiva de todo. Acá chocás, o tirás un palo de luz, cualquier cosa que entra en el ámbito de delito y es cárcel, encierro, punición”.
Se plantea el reduccionismo penal, que haya menos intervención penal, que los conflictos puedan resolverse de otra forma. Lalli ejemplifica, “yo me considero una persona totalmente anti menemista, pero a mí no me soluciona nada que ese sujeto esté preso, a mí no me sirve. Que le embarguen todo lo que tiene, que le den una pensión de 2000 pesos hasta que muera y eso si repara a la sociedad, embargarle todo y hacer políticas públicas. Pero está muy naturalizado que la única pena posible es el encierro”
El abolicionismo despierta un debate, desnaturalizar la cárcel como pena. Y si como decía Pérez Lalli “el encierro es lo más antinatural para el hombre” por qué no pensar que se trata de civilizar el derecho penal.
Para mayor información sobre GESEC http://www.gesec.com.ar/