sábado, 12 de enero de 2013

Desheredados de la Razón: “Quereme así, piantao”



Yanina Lofvall
¿Quién no ha temido alguna vez cruzar esa delgada línea de la cordura? Ese límite tan arbitrario. ¿Qué supone que suene el silbato, que pasaste el umbral? ¿Quién lo decide? Las lógicas del encierro son uno de esos “misteriosos conocimientos” que la sociedad consiente en silencio, no se ignora la realidad de los neuropsiquiátricos, pero mejor no hablar de ciertas cosas…
La nueva ley de salud mental, aprobada hace más de dos años, reconoce la autonomía de las personas con padecimiento mental y su capacidad para decidir sobre lo que desean, recomienda la internación como recurso terapéutico a utilizarse solo en situaciones excepcionales y en hospitales generales. Sin embargo, en el gigante dormido, Hospital Neuropsiquiatrico Dr. Alejandro Korn, más conocido como “el Melchor Romero”, la realidad parece muy ajena a la ley. Realidad que comparte con muchos otros psiquiátricos del país.
Hace poco más de dos años, unos “locos sueltos”, estudiantes universitarios de Psicología, Periodismo, Bellas Artes, Biología, Arquitectura entre otras, comenzaron a asomarse por el Melchor y ponerle el cuerpo y el alma a un movimiento que creció bajo el nombre de “Desheredados de La Razón”. La apuesta es fuerte, es darle vida, “vientos de libertad” a más de 750 internos. Hoy, con cuatro talleres (Teatro, Expresión corporal, Literatura y radio) llegan a trabajar con el 10 por ciento de los pacientes.
Veinticinco jóvenes, Deseheredados de La Razón, autoconvocados y autogestionados, reabrieron un espacio en el psiquiátrico que estaba abandonado, Teatro “Polo” Lodefudo , poniéndole color y movimiento con cuatro talleres semanales. “La idea es poder ir aportando al proceso de externación. Hay un gran hueco que en cuestiones de salud mental, formas de atención y contención previas a una internación. Nos encantaría que haya más gente que se sume, hoy somos los que estamos y hacemos lo que podemos” afirma Juan Pablo Banfi, Desheredado, estudiante de Psicología.
Estos jóvenes, que se enfrentan a lógicas perversas de intereses económicos, farmacéuticos y de poder, trabajan con un emblema “romper con la lógica social que se materializa en el manicomio”. A su vez transciende los muros al compartir, intercambiar y pensar la problemática de la “locura” enclaustrada en los espacios de encierro y “terapias” de exclusión para cambiar la realidad de la forma de trabajar y actuar en otra salud mental.
Pero todo lo poético que puede tener esta labor tiene un quiebre en la realidad cotidiana, hay 16 salas y no todos pueden salir al taller, depende de los enfermeros, los médicos y de cómo se hayan comportado. “Hay una cierta resistencia de que las personas puedan salir al taller, como si la expresión artística no fuera parte del tratamiento” explica Juan
Las salas están divididas en agudo y crónico, cuando se entra al hospital en una etapa de crisis, se entra en la de agudo y acá deberían estar entre tres semanas y un mes, aunque pasan un año o dos. A veces no hay patologías graves. Hay gente que llega con una crisis, tendría que estar 15 días, un mes y salir y están 30 o 40 años o toda la vida. Gente que es sorda, ciega, o muda, con problemas sociales, judiciales, económicos (y su familia recibe una pensión) o que tiene algún problema motriz o retraso mental y no tienen por qué estar medicados.
Estos jóvenes usan el arte como herramienta y la expresión como una forma de vinculación en un espacio que intenta ser de libertad y saludable para todos aunque no pueden influir en una externación, no es considerado por los profesionales un trabajo interdisciplinario.
Lo que está de fondo en la nueva ley, además de la desinstitucionalización de los hospitales psiquiátricos, es lo que haría que grupos de psiquiatras deleguen poder en cuanto a un tratamiento y medicación, es una pelea política de fondo, una cuestión económica de base, de la medicación de la vida cotidiana. La Ley de Salud Mental no propone preponderantemente e l tratamiento farmacológico sino otra forma alternativa, el cambio del sistema y de las instituciones deja mucho dinero menos que para la farmacéuticas a nivel general.
Encierro y despersonalización. La experiencia de un Desheredado.
“La persona es un número, una historia clínica, de entrada se quedan hasta con tus documentos y si no tenés nadie que reclame por vos… con suerte esa historia clínica va a ser rellenada si el que va, tiene ganas de trabajar”, así describe Banfi la cotidianeidad del psiquiátrico.
Es la realidad de muchos hospitales psiquiátricos del país, no solo de este, falta de personal, un enfermero cada sesenta personas, medicación, encierro. Los internados, pierden cuestiones cotidianas, hábitos y el encierro termina patologizando mas. Se van “petrificando” describe Juan Pablo. Según datos que maneja este movimiento, más del 70 por ciento de los internos podría ser externado pero no hay condiciones, porque “no hay recursos, ni espacios, ni trabajadores que puedan o quieran trabajar interdisciplinariamente, un círculo de nulidad que deja todo como está”.
Juan confirma ese temor que todos guardamos en algún rincón, “hay una realidad, le puede pasar a cualquiera, el límite es muy chiquito, cada uno en la vida puede estar en ese límite dos o tres veces.Pero se puede volver, depende de si tenés familia, de si tenés trabajo; si estás solo es muy difícil salir del hospital o evitar la internación. Cualquier persona que pase dos días ahí, te cambia la vida para siempre, más allá de que no te mediquen”
Ellos, “los locos”, son producto de la sociedad, de una condición social, familiar, política que marca el límite de la normalidad. Hoy el límite lo marca el DSM (Manual de diagnóstico de salud mental), las corporaciones farmacéuticas, la psiquiatría, el poder, el saber, “la normalidad, que no existe, y las cuestiones que todos tienen que estar lindos, contentos y apurados por ir a trabajar, para hacer plata; como si todo lo que uno siente no existiera o no hubiera otras realidades. Somos todos iguales pero también hay que aceptarnos en la diferencia, en la particularidad que también enseña”
Juan Pablo nos cuenta que los internos no tienen muchas más actividades que tomar mate, fumar cigarrillos y mirar tele, comparten 20 años y no se conocen por su nombre, solo por el apellido. No tienen casi visitas. “En enero con el cese de actividades se encuentran con su soledad, con la conciencia que siguen ahí, que pasó un año más”. El año 2012 murieron 10 personas que iban a los talleres, “eran muy allegados a nosotros, se había notado un cambio impresionante en ellos. La sala había facilitado muchas cosas para que esas personas mejoren, nosotros habíamos aportado a ese cambio y murieron por accidentes, peleas en la sala, neumonías mal curadas… Eso dio mucha bronca, mucha tristeza, se podrían haber evitado esas muertes”.
La convicción de Desheredados sigue firme a pesar de todo, “nosotros seguimos adelante igual porque sentimos responsabilidad, como futuros profesionales de la salud y como seres humanos. La idea es poder romper con la lógica del sometimiento, de institucionalización .El cambio se va a generar a través de construcciones colectivas y entre todos, sin miedo a equivocarse, con la posibilidad de hacer algo siempre, porque la necesidad lo demanda y la realidad de esas personas lo requieren”
¿Y por qué no? Quereme así, piantao, piantao, piantao…Abrite los amores que vamos a intentar la mágica locura total de revivir… Vení, volá

domingo, 6 de enero de 2013

La Plata- Masones del siglo XXI, el misterio y la verdad entre diagonales



Yanina Lofvall

¿Quién no ha escuchado sobre la misteriosa fundación de La Plata? Los mitos y misterios de sus fundadores, los masones. Símbolos secretos, logias, talleres, imágenes diabólicas, pasadizos secretos, el compás y la escuadra que atraviesa la ciudad. Están excomulgados por la Iglesia Católica desde el siglo XIX por promover el laicismo y la creencia en el “Gran Arquitecto del Universo”. El carácter secreto de sus prácticas les deparó persecuciones a lo largo de la historia. ¿Quiénes son? ¿Dónde están los masones? ¿Siguen existiendo en la ciudad de La Plata?

La respuesta es sí, aún están entre nosotros. La ciudad de La Plata tiene cinco Logias que pertenecen a la Gran Logia Argentina Libre y Aceptados Masones, cuenta con aproximadamente 90 miembros activos y una innumerable cantidad de miembros “en sueño”, ya que uno es masón para toda la eternidad.
Javier Martínez, físico, quién entrevistamos para conocer la actualidad de la masonería en la ciudad, es miembro activo de la Logia Alejandro Korn (bajo los auspicios de la Gran Logia Argentina) tuvo su primer contacto con la masonería a principios del año 2000, con la única Logia platense activa en aquel momento, “Luz y verdad” Nº 79 y fue a través de internet. Hoy es miembro, Secretario y Past Master de la Logia Alejandro Korn Nº 488.
Creencias de un masón
Según define la Gran Logia Argentina “La Orden asienta sus principios en los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad; y considera que el hombre puede alcanzar su realización a través de la Ciencia, la Justicia y el Trabajo (trilogía que constituye su lema). Estos ideales, que en el seno de nuestra Institución no sólo se expresan sino que se hacen realidad, fueron los que inspiraron a hombres de todos los tiempos a la hora de enfrentar y combatir regímenes opresores, despóticos o que negaban la dignidad de la condición humana”
Según nos explica el Past master (pasado maestro) hay una exigencia al candidato a ser miembro de la orden que debe tener algunos tipos de creencias particulares. Creer en algo superior a uno, “lo cual nosotros llamamos Gran Arquitecto del Universo”. Una creencia en la vida eterna y en un ser superior sin limitar cómo debe ser esa creencia. El Gran Arquitecto de Dios puede ser Alá, Jehová o incluso el Big Bang, el principio creador de todo, “se está en completa libertad”. Pero en algo hay que creer. También hay que creer en la vida eterna, “cómo no sé, dependerá de la concepción de cada uno, pero sí creer que cuando cerramos los ojos eso no termina ahí”.
Los masones tienen estatutos, constituciones y reglamentaciones. Reglamentan prácticamente todo. Y esta es una tradición que se trae de los antiguos masones, de aquellos que eran “verdaderos constructores”. Se reglamenta mucho para tener un completo orden. Se reglamenta cuántas veces o cómo deben brindar en una cena o cuántas cenas anuales tienen que hacer de carácter especial. Tienen prácticamente cenas semana de por medio, “donde nos juntamos con los hermanos para confraternizar para mantener la unión.”
Los ritos
Los ritos en general, lo único que hacen es estipular la forma a través de la cual será llevada a cabo la reunión. Estipula en qué orden pueden hablar, alguien propone un tema y se discute sobre eso, en ciertos momentos. En otros se llevan a cabo las cuestiones administrativas. Se va dando la palabra en cierto orden, una reunión puede durar entre una hora y dos horas y media. Como hay un orden de la palabra no hay lugar a discusiones, no hay un ida y vuelta, uno habla y se pasa a la siguiente persona. Si uno no dijo lo que quería decir, deberá esperar quince días y en la próxima reunión deberá manifestarlo “si era algo importante seguro lo tendrá presente” afirma Javier.
Discreta y no secreta.
Antiguamente, sobre todo en la Edad Media, no era muy conveniente declarar su pertenencia a la orden, sobre todo porque desde entonces la masonería está excomulgada de la Iglesia Católica, ser masón podía llevarlos a ser quemados vivos, lisa y llanamente.
En las Logias, según comenta Martínez, hay gente de todas las religiones, de todos los colores políticos, de todos los colores de piel. “La masonería es totalmente inclusiva porque admite todo tipo de pensamiento lo cual no es muy bueno para regímenes totalitarios, esto hizo que en todo los regímenes totalitarios seamos perseguidos. En el único régimen que no fuimos perseguidos fue en el de Cuba porque justamente la masonería ayudó a la revolución para que se deshicieran de ese colonialismo norteamericano que estaban sufriendo. Por eso el régimen castrista permitió que siga existiendo”
En la Argentina “tuvimos un estado bastante influenciado por la iglesia católica, lo cual hizo que en ciertos lugares, en ciertos ambientes, la masonería fuera casi una mala palabra. Entonces lo que sus miembros han hecho es resguardarse para sí su pertenencia, cosa que no sucede en Uruguay, en Brasil o en EEUU. Acá en Argentina resguardamos mucho la individualidad nadie tiene derecho a decir que otro es masón, sí puede decir que uno es masón si eso tiene algún beneficio, sino no”.
Miembros y logias en La Plata
Cuando uno ingresa a la masonería ingresa de por vida, el carácter de masón no se pierde ni aún con la muerte, sí puede estar expulsado de la orden porque uno hizo alguna acción que está penalizada.
También existe el concepto que no hay masón sin logia, debe pertenecer a un grupo. Pero si alguien por cualquier motivo, deja de asistir a las reuniones pierde algunos derechos, es lo que llaman “masón en sueño”, en la ciudad de La Plata hay muchos. En general en una logia una cantidad normal es entre 15 y 25 miembros, puede haber más no hay límite superior, pero se vuelve incomodo el uso de la palabra en las reuniones.
“Los lugares físicos, nos pasó lo mismo que en España, la masonería es una institución más de la sociedad, cuando la sociedad florece, la masonería florece. Cuando a la sociedad le va mal a la masonería le va mal. En la década del ‘40, donde las instituciones argentinas se vinieron abajo, las logias platenses, las 16 que había al principio se fueron apagando, lo que nosotros llamamos abatir columnas. Se fue perdiendo membresía y eso fue a nivel país, se perdieron logias y muchos lugares físicos, muchos pertenecieron a algunos miembros de las logias, y si alguien moría muy posiblemente los herederos que no sabían de la afiliación de los padres, perdíamos los inmuebles”.
¿Cómo se reconoce un templo masónico?
Todos los templos masónicos son iguales por dentro, tienen una particularidad, cierta decoración, se requiere que sea amplio, se divide en puntos cardinales, hay una zona hacia oriente donde se ubica el venerable maestro, el orador, el secretario y si hubiese, ex venerable. Todos se sientan mirando hacia el centro, hay un par de columnas que representan el templo del rey Salomón. Usan el simbolismo de los albañiles, tienen una alegoría que significa que cada uno de esos albañiles está construyendo un templo interior, están trabajando la piedra bruta para construir la perfección.
Hoy quedan en pie el teatro de diagonal 80 que era un templo masónico y el templo adventista que está en 46 entre 2 y 3, que pasaron a manos privadas. Muchos templos que estaban en zona centro se destruyeron. Las cinco logias se reúnen en lugares, algunos alquilados otros prestados, decorando según la tradición. “El gran sueño de la masonería platense es tener su templo propio algo que perdimos hace tiempo y estamos luchando por recuperar” afirma el miembro de la Logia Alejandro Korn. “Los dueños de los lugares alquilados no siempre saben, no tienen por qué saberlo, por eso no decimos los lugares. Prefiero no dar direcciones”
¿Qué pasa cuando un miembro comete una infracción?
“Cobramos una cuota mínima, se paga para mantener los gastos de la institución, si alguien por ejemplo no paga durante un año sería una infracción, porque está perjudicando a los demás hermanos.”Después existen otro tipo de infracciones , si un miembro comete una infracción en un ámbito público, aunque no sea dentro de la logia, la masonería lo sanciona y la sanción depende del grado que tenga, si es un aprendiz, o un venerable o un miembro . La pena puede ser desde suspenderlo de una reunión como “irradiarlo” de la orden. Si es un maestro es mucho más complejo, porque es un “masón en la plenitud de sus derechos”, no lo puede expulsar una Logia, lo tiene que expulsar la orden entera, entonces esto ya es un juicio en la Gran Logia.
Logias femeninas
Hay Logias mixtas y también exclusivamente femeninas en el mundo y en La Plata, pero estas logias no son reconocidas por la Gran Logia Argentina. “Tienen los mismos principios que nosotros –aclara Javier-pero para nosotros no es regular, no pertenecen a la Gran Logia. No nos metemos ahí, no decimos que ni es bueno ni malo, no pertenecen a la Gran Logia”.
Para mayor información sobre logias platenses http://www.logiakorn.com.ar/
La Gran Logia Argentina http://www.masoneria-argentina.org.ar/

martes, 1 de enero de 2013

La patologización de la infancia: ¿su hijo es hiperactivo?

Yanina Lofvall

Vivimos en una época donde los niños deben lograr su independencia cada vez a edades más tempranas, permanecen muchas horas en instituciones, clubes, niñeras, en el mejor de los casos, abuelos. Los padres cada vez más dedican su tiempo a la subsistencia económica, al éxito profesional, y demás demandas que la sociedad actual impone.
La escuela es la institución donde más horas permanecen los niños en su infancia, veinte horas semanales. Justamente en este ámbito que intenta “contener”, abarcar a todos los niños, con su bagaje histórico, y su situación socioeconómica, cultural, surge la necesidad de homogeneizar y por lo tanto de etiquetar al diferente.
Si bien corrientes pedagógicas actuales alientan a la “atención en la diversidad”, en la práctica, es un proceso mucho más complejo. El docente, debe atender un promedio de 30 alumnos, enseñar determinados contenidos en un acotado tiempo, por lo tanto, las clases deben desarrollarse sin demasiadas interrupciones para que el “sistema educativo” funcione y al llegar a diciembre los “contenidos básicos” hayan sido “bajados” al aula.
En este contexto, es necesario que el alumno escuche. Ese alumno que nació en el siglo XXI, con cambios tecnológicos y sociales que tienen una vorágine que ni los adultos llegamos a entender, ese alumno que maneja la playstation a la perfección recibiendo un sin número de estímulos por segundo, a los que además, responde. Ese niño que vivió violencia en su casa, que pasa hambre o que pasa muchas horas solo frente a un televisor haciendo zapping, que ve correr a sus padres de un lado para otro todo el día… Ese niño es el que tiene que estar atento 4 horas, con el estímulo por excelencia: su banco, el pizarrón, la tiza y la voz de su docente. La espada, la pluma y la palabra.
“No presta atención”, “vive en las nubes”, “no entiende nada”, son latiguillos clásicos de pasillos de escuela y estos “problemas escolares” rápidamente serán “problemas de los escolares”, problemas que en muchas casos derivan en una consulta al médico y termina, o empieza el camino, con el diagnóstico: “Sra, Sr, su hijo es hiperactivo”. Se los evalúa en función de corrientes biologicistas que desestiman la historia del niño y su contexto y en muchos casos terminan medicados con medicación Psiquiátrica como la Ritalina, medicación prohibida en muchos países del mundo.
Está palabrita, tan naturalizada en los contextos de niñez, “hiperactivo”, es tomada del Manual de Diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM-IV) define el déficit de atención y la hiperactividad si el niño reúne alguna de las siguientes características : no termina las tareas que empieza, comete muchos errores, no se concentra en los juegos, parece no escuchar cuando se le habla, tiene dificultades para organizarse, evita tareas que requieran esfuerzo, pierde cosas que necesita, se distrae con cualquier cosa, se levanta constantemente, corre, le cuesta jugar a actividades tranquilas, habla en exceso.
Si tenemos en cuenta estos parámetros para el diagnóstico, qué población, no sólo de niños, debería estar medicada con fármacos.
Hiperactividad, déficit de atención, trastorno generalizado de la conducta, bipolar, son algunos de los diagnósticos-etiquetas que llegaron a las aulas, junto con su blíster de pastillas para solucionarlo.
Si nos detenemos a pensar, en la sociedad en que vivimos, ¿qué clase de niños queremos? ¿Queremos acallar aquellas voces que simple mente nos devuelven el reflejo de lo que somos?
Recomiendo este link para profundizar el tema http://www.foruminfancias.org.ar/


Por Yanina Lofvall http://revistaeltranvia.com.ar/?p=3929